viernes, 19 de abril de 2013

Primer poema

Como ya compartí con ustedes mi primer cuento, voy a compartir ahora mi primer poema completo.
Fue escrito hace unos 8 años. En el momento en que lo concebí, no había leído más poesía que el Infierno de Dante, el Martín Fierro y algún que otro poema de Almafuerte. (Quizá puedan notar algo del estilo solemne y barroco del florentino, aunque tal vez lo mío suene como un remedo ridículo). No puedo citar ninguna otra influencia poética (no es que no la haya habido; pero, en todo caso, excede mi memoria y mi consciencia).
A través de los años, y a medida que fui adquiriendo conocimientos y experiencia, ha sufrido muchas variaciones hasta asumir la forma acabada en que se los presento hoy. No es de los trabajos con los que más conforme estoy, pero si lo he guardado y atesorado es porque constituye mi primera manifestación poética.  Es más, confieso que los siguientes 5 o 6 trabajos han sido tan malos que no dudé en desecharlos.
En fin, les tengo que pedir disculpas de antemano por sus muchas faltas, y espero que tengan la benevolencia de encontrarle alguna bondad.


LA BRÚJULA SAGRADA


Hace ya un largo, largo tiempo,
en una tarde tormentosa,
en que el cielo vertía lágrimas
sobre la tierra pedregosa,
dejé mi precario refugio,
anhelando un jardín de rosas;
pero al adentrarme en el páramo
se tornó mi visión borrosa,
y ante el embate de la duda
surgió mi mente prodigiosa.

Pero al alzar la vista vi
que desde arriba me acechaba
un cóndor de sombrías alas
y atroces garras de carmín;
y me eché a andar por una senda
que entonces se me reveló:
como una fúlgida alborada
tras la nefasta noche negra,
fue para mí esa estrecha senda
que ante mis ojos se encendió.

Fueron miles las peripecias
que el tiempo magno deparó
a mi alma, en aquellos valles
de sombra y muerte que cruzó;
pero la luz de una alta estrella,
que fue el reflejo de mi amor,
me dio su guía soberana,
y en el camino me alumbró:
como una brújula sagrada,
mi propio rumbo me mostró.

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